Humanización y ética en la medicina.

Hoy lunes 18 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Ética

Vivimos en un mundo loco y desenfrenado, donde los días se pasan como si fuesen horas y las horas como minutos. Pasamos la vida absortos en las nuevas tecnologías y avances. Y esto además de suponer una gran ventaja es también un gran riesgo, y por supuesto el campo de la medicina como tal no queda exento.

Los médicos comienzan su andadura profesional acometiendo un pacto ético que ha de guiar su proyección profesional para con sus maestros, médicos y por supuesto con sus pacientes conocido como juramento hipocrático.

Pero en un mundo en el que luchamos por seguir a flote rodeados de competencia (alguna leal otra no tanto), donde los nuevos avances arrollan a los antiguos que nacieron ayer y hoy ya quedaron obsoletos, donde algo no es real hasta no estar publicado en redes sociales , y donde olvidamos vivir aquí y ahora…

¿Cómo un médico puede mantener intacta su ética y humanización hacia el paciente?

Muchas veces es difícil. Lo primero es no olvidar que el médico que te trata no es un dios, aunque muchas veces y de forma inevitable tendemos a adjudicarle semejante capacitación solo por ser porteador de tan bonita y pulcra bata blanca. Los médicos son padres, son hijos, hermanos, tienen días malos y también buenos, tienen miedos y ansiedades, tienen esperanzas y ganas de luchar, tienen dudas y a veces también pierden su camino. Pero esto no podemos verlo, porque una bata blanca nos tapa la vista. Pero al parecer, o eso dicen algunos, también son personas.

Aunque quizás, en ocasiones ellos también lleguen a olvidar este pequeño detalle, puesto que cargan sobre su espalda el peso de salvar vidas y eso tiene pinta de resultar un peso pesado.

Contamos con muchas fórmulas establecidas para preservar esta ética médica: consentimiento informado, confidencialidad de los pacientes, evitar esperas prolongadas, sistemas de calidad, etc…

Pero existe un criterio que no está establecido en los códigos deontológicos, ni en el código civil, ni si quiera en los 10 mandamientos y es la empatía. El paciente cruza el umbral atemorizado, se siente indefenso e inseguro ante un área que desconoce por completo pero que le afecta de manera superlativa y llega a esa consulta para ponerse en manos de su Dios particular de bata blanca. Necesita ser escuchado, comprendido, cuidado, sentirse seguro y entender qué está ocurriendo, y tan solo pensar que todo irá bien.

Y es ahí donde los “dioses de bata blanca” necesitan entender, sentir, compartir… Humanizar es por tanto un “hacer” no escrito que consiste en saber escuchar, en dar una palmada de apoyo, en dibujar una sonrisa a al paciente, en repetir hasta hartar lo que él necesita entender…

¿Pero de qué tipo de humanidad estaríamos hablando si no fuese algo recíproco? Tú para mí y yo para ti… Por eso en el Día Mundial de la Ética aboguemos por entender que ni unos son dioses de bata blanca, ni para otros dejarán jamás de serlo.